Y es que si cada uno de estos adjetivos fuera real, Pablo Iglesias y sus partidarios serían algo parecido a esos "comunistas-nazis" de Los Simpson, pero aún más complejo:
Comenzamos:
Aunque fueron muchos los medios que lo comentaron, hemos seleccionado la noticia de El Economista. En ella se acusa a Pablo Iglesias de recibir apoyos y financiación de: Bolivia y Venezuela, dos países democráticos, laicos y de ideas socialistas, y de Irán, un país de confesionalidad musulmana y con un gobierno profundamente conservador. Y se deja caer que gracias a la intervención de Izquierda Unida.
Izquierda Unida, por su parte, acusaba a Izquierda Anticapitalista de estar detrás de la creación de Podemos, y además, a la larga añadiría un nuevo concepto a la lista de calificativos de Podemos: "populista", en palabras de Alberto Garzón. El término "populista" también gustó al resto de partidos que comenzaron a emplearlo hasta la saciedad (algunos como si hubieran descubierto la existencia de ese concepto a pesar de llevar practicándolo años): el PSOE de Pedro Sánchez, el Partido Popular, y UPyD.
Pero quizás la definición que más quebraderos de cabeza ha dado fue precisamente la de la líder de este último partido: Rosa Díez se fue a las antípodas de esa izquierda radical, populista y ¿musulmana?, para declarar que las propuestas de Pablo Iglesias eran muy similares a las de Marine Le Pen, líder del partido de la derecha radical francesa. De esta manera Podemos cruzaba de extremo a extremo para convertirse en adalid del "fascismo", término que emplearía La Marea al hablar de este mismo partido. Incluso algunos periódicos como La República, encontraron a miembros de Podemos con, al parecer, ideas falangistas o de extrema derecha. Quizás Esperanza Oña (PP) iba más allá y comparaba directamente a Pablo Iglesias con Hitler.
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| Seguro que Hitler no besaba tan bien. Periodismo español de calidad. "Primarias IU" |
Ya tenemos un partido socialista, comunista, musulmán, fascista, falangista, populista, totalitario, nazi y terrorista. Pero sigamos con adjetivos:
José Antonio Gavira (UPyD) se refería a ellos como "desarrapados", término que también emplea diariamente Marhuenda para referirse a ellos; Cospedal (PP), sin que sepamos muy bien el porqué, se refirió a ellos como "políticos de viejo cuño", más a gusto se quedó Marcos Peña, que definió a Podemos como "una utopía regresiva que plantea políticas inaplicables con la soberbia del misionero" (y ya está).
En mitad de la vorágine, Zapatero hacía su reaparición para decir que Podemos es "una expresión del pluralismo propia de la democracia", hubo caras de poker por todos los frentes, por lo que habría de añadir en algún momento "¡pero también son populistas! ¡y bolivarianos!" (asintiendo así complacidos Felipe González y Pedro Sánchez).
La fiesta se vino arriba recientemente, cuando Podemos publicó su programa, y los periódicos españoles, con esa objetividad que los caracteriza, criticaban sus propuestas llamándolos "moderados" y, apenas una o dos frases después, "radicales". Pero bueno, el propio Montoro ya se había referido a ellos como "radicales" y "descafeinados" en el mismo discurso. Tan moderados y radicales a la vez, que César Luena (PSOE) prefería llamarlos "leninistas", y su compañero de partido, Antonio Pradas empleaba la expresión "casta de prepotentes".
Pero ¿entonces qué opina sobre ellos la extrema izquierda de verdad? Pues Carmelo Suárez, portavoz del PCPE, los tachaba de "engañaobreros".
Podríamos seguir así toda la vida, pero moriríamos antes de llegar reunir todos los calificativos que ha recibido Podemos en tan poco tiempo. Ahora el partido de Pablo Iglesias tiene un papel interesante en el panorama político, así que habremos de esperar al domingo para saber qué opinan realmente los españoles sobre Podemos.
La fiesta se vino arriba recientemente, cuando Podemos publicó su programa, y los periódicos españoles, con esa objetividad que los caracteriza, criticaban sus propuestas llamándolos "moderados" y, apenas una o dos frases después, "radicales". Pero bueno, el propio Montoro ya se había referido a ellos como "radicales" y "descafeinados" en el mismo discurso. Tan moderados y radicales a la vez, que César Luena (PSOE) prefería llamarlos "leninistas", y su compañero de partido, Antonio Pradas empleaba la expresión "casta de prepotentes".
Pero ¿entonces qué opina sobre ellos la extrema izquierda de verdad? Pues Carmelo Suárez, portavoz del PCPE, los tachaba de "engañaobreros".
Podríamos seguir así toda la vida, pero moriríamos antes de llegar reunir todos los calificativos que ha recibido Podemos en tan poco tiempo. Ahora el partido de Pablo Iglesias tiene un papel interesante en el panorama político, así que habremos de esperar al domingo para saber qué opinan realmente los españoles sobre Podemos.
Si después de todo lo que has leído aún no has llegado a una conclusión, te hacemos un gráfico para que lo entiendas:








