Supongamos que te sabes las once estrofas del himno nacional, al pie de la letra. Supongamos que nunca te has equivocado con sus notas marciales y las entonas a pulmón lleno porque no eres de esos que apenas las ronronea para que el vecino no escuche las imprecisiones.
Supongamos que siempre has cantado “en surcos de dolores” y no “los surcos de dolores” –como la mayoría de tus congéneres– porque tienes claro que es una analogía de la tierra que un día fue sembrada de pesares para que germinara –contrasentido que tú entiendes mejor– felicidad eterna.
Supongamos que a pesar del toque barroco del símbolo patrio, pronuncias y entiendes perfectamente que la “libertad sublime” es la condición excelsa que Núñez vio inspirada en los principios de la Revolución Francesa, y que las “Termópilas brotando” no se refieren al desfiladero de Tesalia y la Grecia central donde fueron vencidos los espartanos, en el año 480 a C., sino a las Termópilas de Paya, Boyacá, donde se produjo el primer encuentro de la Campaña Libertadora de Nueva Granada, en 1819. Supongamos.
Supongamos que estuviste escamoteando los archivos secretos del pensador de El Cabrero y descubriste el secreto mejor guardado del himno: ¿qué diablos fue lo que quiso decir con aquello de que La virgen sus cabellos arranca en agonía y de su amor viuda los cuelga del ciprés?”.
Supongamos, en fin, que cuando cantas, a buen ritmo, “derrama las auroras” es que la luz está llegando, porque sabes, inclusive, lo que “en Bárbula no saben”.
¡Felicidades! Posees todas las tesituras que te acreditan como un colombiano de “júbilo inmortal”.
La paisana de la que te burlas ahora con tus chistes sociales porque no canta tan bien como tú, tiene su propia forma de “fulgurar en Junín”.
Para empezar, en menos de seis años construyó, con sus propios recursos, cuatro megacolegios en Quibdó, Barranquilla, Altos de Cazucá y Cartagena que cesaron “la horrible noche” de seis mil niños marginados. Y en la sonada reunión de presidentes, donde ofendió tanto tu nacionalidad gótica, selló una alianza público-privada que construirá, dotará y operará 13 centros de atención integral para la primera infancia de Colombia, en un esfuerzo que movilizará por toda América Latina 300 millones de dólares. ¿Ves cómo el bien germina ya?”.
Por ello, si ingresas a un buscador como Google la frase “Shakira en la Cumbre de las Américas” notarás que tiene casi tantos resultados (4.120.000) como Barack Obama (4.490.000), lejos de cualquier otro actor político, incluyendo al propio presidente Juan Manuel Santos (2.310.000). El error que tanto te escandaliza representa apenas el 3.9% de sus menciones.
Por lo mismo, el Ministerio de Cultura de Francia le otorgó la medalla Caballero de la Orden de Arte y Letra, la Unicef la nombró Embajadora de Buena Voluntad, y el gobierno de Estados Unidos la integró a la Comisión Asesora Presidencial para la Excelencia Educativa de los Hispanos.
Para esas organizaciones, hay otras formas de ser ciudadano ejemplar. Para ellos son más inmarcesibles los corazones que se derriten ante los males del mundo, que las bocas que confunden una de las “constelaciones de cíclopes” de un himno surrealista.
Fuente: El Heraldo