En sus diez años de vida, Zumba ha registrado su propia marca, ha formado a millares de instructores, ha conquistado el corazón de las mujeres –y de los hombres, aunque en menor medida– y, lo más jugoso, ha logrado acomodarse en la rutina de una larga lista de famosos a los que ha puesto en forma consiguiendo resultados mucho más que notables.
Ejercicio a ritmo de música
A Kirstie Alley, por ejemplo, se la ha visto practicar Zumba de forma enloquecida. De hecho, este ejercicio es el responsable de la asombrosa pérdida de peso que luce últimamente. Lo tiene relativamente fácil: su hermana es instructora.
Otras, como Jennifer Love Hewitt y Lourdes María –hija de Madonna–, prefieren mezclarse entre las usuarias de sus respectivos gimnasios y practicarlo en –relativo– anonimato. Y lo de Jennifer Lopez es un misterio. Nadie la ha visto en una clase, pero no pierde ocasión de recomendarlo cuando le preguntan cómo mantenerse en forma.
Porque, cuentan quienes lo practican, que el secreto del Zumba es su facilidad para convertir el ejercicio en una tarea divertida. Entre otras cosas, porque consiste en bailar. ¿El qué? Depende. Sus movimientos varían en función de la música que suene, combinando los estilos de mil formas. Del tecno al flamenco, pasando por danzas indias e incluso griegas. La cuestión es moverse y coordinar. Y, de paso, lucir cuerpazo.
Beto Gómez: el ideólogo
Es el idolotrado creador del método Zumba. El responsable de, sin querer, haber entregado la llave de la felicidad a millones de mujeres de todo el mundo. No lo pretendía. Ni mucho menos lo esperaba. No, al menos, cuando hace diez años abandonaba Colombia.
Profesor de baile y coreógrafo, la carrera de Beto Gómez había tocado techo como coreógrafo de Shakira y necesitaba un cambio de aires. Para entonces, ya era una estrella en su país, pero renunció a esa fama por abrirse camino en Estados Unidos, un país en el que no le conocía nadie.
Más de una noche le tocó dormir en la calle mientras mendigaba trabajo en infinidad de gimnasios. Tenía una idea brillante que nadie parecía querer comprarle. Hasta que, por fin, alguien confió en él y le dio una única oportunidad: «Da una clase, a ver qué tal». Y nada más finalizarla, sus alumnas pidieron más. Así nació el método Zumba y así triunfó este perseverante profesor de baile, que aún hoy sigue sin ser demasiado consciente de su éxito.
Fuente: Hoy mujer