|         La distante y fría relación entre Piñera y Longueira es sólo        una muestra de lo mucho que le cuesta a los históricos de la UDI asumir        que el abanderado RN es la única carta presidenciable con opciones reales        de desalojar a la Concertación.  |             
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 El        inversionista RN no es un personaje que en la UDI sea considerado una        "prima donna", y por lo mismo, aseguran en el partido, no tiene que        esforzarse por tratar de construir un "piñerismo" en las filas        gremialistas, porque eso, sentencian, nunca sucederá. "Tiempo y paciencia"        es lo que reconocen diputados y senadores que necesita su colectividad        para asumir los hechos y tomar la decisión de proclamarlo su candidato        presidencial para el 2009. Dos requisitos que no fueron respetados esta        semana con las públicas presiones que surgieron desde RN puntualmente de        su timonel, Carlos Larraín para acelerar las definiciones en este ámbito.        Reconocen que este episodio los irritó, pero lo atribuyen más a la        necesidad del dirigente de mostrarse más papista que el Papa que a una        operación digitada por el propio abanderado. Esta        pública presión arrancó declaraciones de la senadora UDI Evelyn Matthei,        que reflejan el estado de ánimo de parte de su colectividad: "Nadie en su        sano juicio toma una decisión antes de que sea absolutamente necesario        tomarla. Eso no se hace ni en los negocios ni en la guerra ni en la        política, no se hace en ninguna parte". En        la UDI siguen criticando que Piñera no los entiende, que no hace esfuerzos        por conquistarlos ni limar las asperezas y, sobre todo, que no ha        comprendido un factor relevante: las veces que la derecha ha logrado        crecer electoralmente es cuando el gremialismo ha aumentado sus votos en        elecciones municipales, parlamentarias e incluso presidenciales con el        liderazgo que por años mantuvo el otrora líder Joaquín Lavín. Eso        significa, advierten, que los necesita quiera o no para llegar a La Moneda        y, por tanto, tendrá que respetar las características de la UDI, juntarse        en privado con ellos, dialogar, acercar posiciones sobre planes de        gobierno, definiciones para el futuro de la Alianza por Chile, conversar        sobre los equipos de trabajo que piensa crear para la campaña y un futuro        gobierno. Hacer que el empresario los espere no es una decisión que pase        por un afán de molestarlo o cobrarle facturas antiguas como aquella frase        "Pía Guzmán no miente", en el fragor del caso Spiniak-,        sino por la convicción de la UDI, reconocen, de que no por nominar antes        se tiene asegurado el triunfo. El        Señor de la Querencia Los        históricos UDI admiten que no ven a Piñera como un buen candidato, no        están tan convenidos que efectivamente le gane a la Concertación, y su        soberbia, afirman, lo hace cometer errores en cualquier minuto. Pero lo        que realmente les preocupa es esa impronta de empresario y multimillonario        que no se puede sacar por más mangas de camisa y bototos que utilice en        sus giras a terreno. Ese perfil y las pocas ganas que le ven de        desprenderse realmente de sus negocios, va a llevar inevitablemente a la        UDI, añaden, hacia una línea de derecha tradicional, alejándola del        concepto de partido popular que han trabajado los últimos 15 años y que        fue una de las claves del crecimiento electoral que obtuvieron con Lavín        en las presidenciales de 1999. Recuerdan        que en las presidenciales de 2005, Piñera y Lavín en la primera vuelta        obtuvieron en conjunto 48,64% de los votos, pero que en la segunda vuelta        el empresario marcó 46,5%, dos puntos menos que no logró amarrar y que,        según el gremialismo, corresponden a ese voto popular que, desde la        derecha, sólo ellos han conquistado. Dos puntos que en una contienda        estrecha pueden ser claves. "Tiene que ganarse la confianza de la UDI, y        de ahí el corazón popular del partido; si no lo hace, si no lo consigue,        va a perder la elección", asegura uno de los        históricos. Esta        disyuntiva lleva a algunos a reconocer en privado que en el fondo        preferirían un nuevo gobierno de la Concertación, pero saben que esa        premisa es una clara minoría en la UDI. Es        cierto, para la savia nueva, encabezada por diputados como Rodrigo        Álvarez, Marcela Cubillos, Marcelo Forni y José Antonio Kast, no        corresponde seguir mirando al pasado y girarle facturas a Piñera por los        problemas y errores que protagonizó. Saben que no existe un "candidato        tapado" en el gremialismo que en unos meses complique las opciones del        candidato RN, y que por ello se debe asumir el costo de no haber logrado        instalar un liderazgo que le haga el peso. Consideran        que es el mejor minuto para la Alianza por Chile para arrebatarle La        Moneda a la Concertación: el Gobierno no repunta en el apoyo ciudadano, es        posible que la coalición termine con dos abanderados presidenciales y la        unidad de la derecha en torno a un solo hombre generaría, apuestan, a una        sensación de triunfo anticipado. Reconocen que dicha victoria no sería por        méritos propios, ya que para ellos Piñera tampoco es el candidato ideal y        la Alianza no ha sido capaz de convencer al país que son realmente una        alternativa para gobernar, sino que el desalojo se produciría básicamente        por los errores cometidos por el oficialismo. Cara        de hereje Los        mismos diputados disidentes estiman que la derecha no puede darse el lujo        de desaprovechar esta coyuntura y que el único camino es respaldar a        Piñera, trabajar desde ya por su candidatura e incluso asumirlo como el        rostro aglutinador de las parlamentarias del próximo año. ¿Cuándo hacerlo?        Para muchos de ellos, el momento será poco después de los comicios        municipales de octubre, con los resultados en la mano. Y con el escenario        presidencial en la Concertación más claro, no ven excusas para dilatar la        decisión hasta abril, como plantea contra viento y marea la directiva        gremialista, encabezada por Juan Antonio Coloma. Algunos históricos        confiesan que en privado han existido conversaciones con la dirigencia de        RN sobre este punto, aclarándoles que es factible adelantar algunos meses        la definición y que, por lo mismo, tienen que dejar de        presionarlos. Las        bases de la UDI en regiones parecen estar más en sintonía con los        diputados que apoyan desde ya a Piñera, porque en las giras que ha        protagonizado el presidenciable RN comparte por igual aplausos, reuniones,        actividades y fotografías para campaña, tanto con los candidatos a alcalde        y concejales de su partido como con los UDI, quienes han aprovechado bien        la libertad de acción que sobre este tema decretó la mesa        directiva. Fotos        sin parar con candidatos UDI, reconocen en el círculo cercano de Piñera,        ha sido la tónica de sus visitas a La Serena, Vallenar, Copiapó,        Antofagasta, la Región de los Ríos zona de Andrés Allamand , y esperan que        ello se repita el 28 y 29 de este mes en la V Región Cordillera, los        terrenos del senador RN Sergio Romero. Allí tiene programado encuentros y        reuniones con candidatos y alcaldes gremialistas. Hoy, sin ir más lejos,        debería tener una actividad pública de apoyo a la candidatura a alcalde        por Santiago Centro del UDI Pablo Zalaquett. Todos        reconocen que Piñera ha hecho esfuerzos por morigerar algunos de sus        defectos, como evitar en las últimas semanas tanto declaraciones como        acciones polémicas que alteren los ánimos gremialistas, silencio que,        reconocen, le agradecen. Ello porque lo peor que puede pasar en esta etapa        es que se repitan hechos como la reunión que el abanderado RN protagonizó        con un grupo de diputados UDI hace unas semanas, que junto con demostrar        su impaciencia complicó internamente al gremialismo. Ese tipo de errores        son los que generalmente el empresario termina pagando caro, especialmente        con la tienda de Coloma. La        UDI es pragmática y el objetivo político de la mayoría en sus filas es        evitar un quinto gobierno de la Concertación. Si Piñera es la única carta        con opciones reales para lograrlo, el gremialismo terminará cuadrándose        con más o menos sonrisas y convicción, pero lo hará. Sólo esperan que el        empresario aprenda a tener paciencia y no peque de ansiedad o soberbia,        esos mismos rasgos que en el pasado le han jugado malas        pasadas.  | |||||||||||||
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Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en RSE de la ONU
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